han de volverse claros.
No encuentro una palabra como
tus tiernos labios.
Levantar los ojos no quieras.
Que mi vida guarde.
Claros tal primeras violetas,
para mí mortales.
Comprendiste, palabras no quiero;
en ligeras ramas nieve ha caído...
ya la red tendió el pajarero
a la orilla del río.
1913
De "La bandada blanca"
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