27.7.24

Laura Freixas. A mí no me iba a pasar

A mí...
Madrid, julio de 2003

Salir. Salir, marcharme, decir: Basta, me voy. Me voy, sí, como quien se sale del cine cuando le aburre la película. Pero cómo te vas a ir? Si no eres una espectadora, si eres la protagonista. Quién? Esa? No puede ser. Yo, esa maruja de chalé adosado? Con mechas rubias, uñas pintadas, sandalias de tacón, batiendo palmas y coreando con una payaa y diez niños sentados en el suelo: "Plis, plas, Peluchita y nada más!". La Mamá como dios manda, acogiendo con una obsequiosa sonrisa a las mamás y papás de los compañeritos de escuela, a qué venimos a buscarlos?, a las ocho está bien. Ánimo, solo tres horas... Decirle a Étienne: Te acuerdas de esa frase que me dijiste anteayer? Pues aquí tienes la respuesta: me voy. Cojo las lleves del coche y blam!, portazo. La Familia Perfecta en su Chalé Adosado, con todos sus accesorios: jardín, garaje, chimenea, y los atómatas: el Papá de sienes plateadas, ejecutivo agresivo de lunes a viernes, bonachón el fin de semana, filmando enternecido el cumpleaños con su cámara de vídeo último modelo... "Sois de anuncio", me dijo una vez Silvia riéndose, qué felices fuimos con Sony, Coca-Cola, la chispa de la vida, la Mamá sirviendo cocacolas y fantas en vasitos de papel con dibujitos, sacando el pastel de chocolate con las cuatro velitas, intentando no pensar en la frase de Étienne, anteayer, y el Nene y la Nena rubios y de ojos azules, a juego con el chalé, los deben de haber comprado en la misma tienda que los muebles.


Principio de "A mí no me iba a pasar"
    

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