sin escamas sin branquias
yace tímida en una cama de hielo que la mantiene firme
Un trozo de atún rojo que no late
La sirvo en un restaurante japonés del Este:
allí cenamos.
Inmóvil
guarda palabras en sus vetas
Torpemente se entrega a la afasia
Lengua pesada
incapaz de articular
esternón epiglotis
plexo apetito
En su humedad fresca se sabe cobarde
Las palabras caen como hilos
en
un
reverberar
fonético
que
se
me
escapa
Con maestría de mantis tomas los palitos
y examinas el dorso de la lengua:
el último trozo de sashimi que nos queda
Ahora mi lengua atún descansa sobre la tuya,
y ya no relamo el silencio
Un bramido leve,
tal vez un murmullo,
de repente:
La boca convertida en un estanque de peces
En "Pájaros de sombra. Diecisiete poetas colombianas (1989-1964)"
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