-ojos en dulce bruma acongojada-
te diría mi voz apasionada:
«Dame el pájaro ciego de tu frente».
Yo le oigo aletear con la doliente
angustia de su noche desolada,
con la impotencia de su voz quebrada
en el trino más suave y más caliente.
Dame el pájaro ciego de tu llanto
y la impotente fuerza de su canto,
yo abrigaré su noche con mi aliento
y arrancando a sus alas las espinas
con mis penas, hermanas golondrinas,
al alba volará sin desaliento.
De "Cántico de María Sola"
No hay comentarios:
Publicar un comentario