Es cierto también que no soy la indicada para restituirla.
Tampoco hay candor, pero ahí puedo ser útil.
Estoy
trabajando, aunque me calle.
La insulsa
miseria del mundo
nos atenaza, un callejón
con hileras de árboles; somos
compañeros aquí, sin hablar,
cada uno con sus pensamientos
tras los árboles, las puertas
de hierro de las casas,
las persianas cerradas
en cuartos de algún modo vacíos, abandonados,
como si fuera el deber
del artista crear
esperanza, pero a partir de qué? de qué?
La palabra misma
es falsa, un instrumento que refuta
la percepción. En el cruce,
los adornos luminosos de las fiestas.
Fui joven aquí. Montaba
en el metro con mi librito
como para protegerme
de este mismo mundo:
no estás sola
decía el poema
en el túnel oscuro.
De "Averno"
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