4.11.24

Cristina Rivera Garza. III. El cuerpo y la línea

Son los días de los escritorios de metal, las pantallas
en color verde, las sopas instantáneas. Los días de
esas muertes, son. Los recuerdo. Lo recuerdo bien. Lo
recuerdo todo. Mi vestido rojo. Mi hambre (siempre
tenía hambre). Mi gusto por el corte súbito de la frase.
   
Nunca hablamos de Pizarnik tú y yo.
   
Nunca hablamos de su prosa. De sus problemas
con la prosa. De su deseo por la prosa. De su deseo
insatisfecho) por la prosa.
   
Mientras lo hombres morían (porque el destino de los
hombres es morir) marcados por el objeto
con filo, yo cortaba la frase. Gustosa
abría la línea (como el que abre una lata de sardinas)
la probabilidad de otra línea. Bifurcaba
una mano a la derecha y otra mano a la izquierda
el cuerpo en medio, el cuerpo
marcado por la apertura de la línea
caía. Desangrado.
El cuerpo solo.
   
La Nota Roja anunciaba al día siguiente: nunca
hablamos de la prosa.
Debemos hablar de la prosa. La prosa es [ilegible].
Cosa por hablar.


De "La muerte me da por Anne-Marie Bianco"
En "Me llamo cuerpo que no está. Poesía completa"
    

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