para las amigas con las que desearía seguir viviendo cerca
vivimos demasiado lejos, ahora
ya no te pasas, como antes, por mi casa,
ni yo por la tuya; ahora,
te preocupa que las visitas inesperadas
puedan interrumpir mi día
ya no me despiertas los domingos
gritando en la ventana de mi habitación
ya no llamas al tiembre de mi puerta
más de una vez: ahora más adulta;
esperas al otro lado del felpudo
ahora tenemos que fijar nuestras quedadas
en la agenda; ya no bailamos en pijama
ya no compartimos la cama
ya no me cepillas el pelo durante horas
no practicas haciéndome trenzas;
ahora, tomamos un té
queridas amigas mías, os quiero igual;
cuento los días que faltan para vernos
como si fuesen vacaciones; y cada vez
que suena el timbre de la puerta,
sigo soñando que eres tú, vengo a jugar
En "Cosas que mis abuelas me advirtieron que debía ocultar"
No hay comentarios:
Publicar un comentario