24.11.24

Helen Adam. La señorita Laura

Black, black, black, is the colour of my true love's hair.
Canción tradicional

"El negro es el color de la piel de mi amor
Muchacha blanca, hombre negro, cuál es el pecado?"
Dulces palabras murmuradas por la señorita Laura.
Los fuegos de la muerte por todo el sur aullando!
Por la avenida cabalgan los caballeros.
Quieren que la señorita Laura sea su prometida.
Las mujeres bonitas no crecen en los árboles.
Los ricos, los pobres, todos de rodillas.
Los ricos, los pobres, pero todos blancos.
Señorita Laura, tan fina como la luz matinal,
a quién escogerás para ir a la cama?
"Al negrito parado junto a mi caballo".
Antiguas avenidas, fantasmas de lo oscuro.
La señorita Laura cabalga con su mozo negro,
despacio, bajo ramajes con musgo,
hacia el río revuelto que la noche desborda.
Sus caballos conducen a la puesta del sol,
junto al Savannah, donde se calman las olas.
Escucha lo que ella susurra con su voz apagada,
y dime si en verdad el hombre tiene elección.
Oh!, dime si en verdad el hombre tiene elección:
"Mira, dulzura mía, las aguas del Savannah,
correrán incluso cuando ya estemos muertos.
Amantes que marchamos hacia la luz futura,
no nos importa si somos blancos o negros.
Oh!, no nos importa si somos blancos o negros!
Ámame, dulzura, donde corre el Savannah.
Ámame desnuda. Tira mis ropas.
Mi cuerpo está abierto y te deseo dentro.
El negro es el color de la piel de mi amor".
Al amanecer, cuando llegaron los blancos,
corriendo en bandadas y llevando antorchas,
ella sintió su tropel, gritó y luego dijo:
"El negro me forzó a acostarme en su lecho,
forzó a la señorita Laura a acostarse en su lecho".
Encendieron la pira y las llamas se elevaron,
y él clamó "señorita Laura" con su último aliento.
   
Para ella fue la mirada postrera de sus ojos.
Antes de que el fragor de la quema subiera hasta el cielo!
El fragor de la quema de un negro escalando hasta el cielo!
La señorita Laura habla y no puede calmarse.
De sus bellos labios brotan palabras de amor.
Hablando, hablando, con su lengua de fuego
que nunca se cansa de decir su pasión.
Gente que pasa por la orilla del río
cuando el rojo sol está por ponerse,
bajo las ramas que el musgo cubre lento,
escuchen a la señorita Laura decir con voz apagada:
"Ámame, dulzura, donde corre el Savannah.
Ámame desnuda. Tira mis ropas.
Mi cuerpo está abierto y te deseo dentro.
El negro, el negro, el negro es el color
de la piel de mi amor!".


En "Beat Generation. Poesía de la Rebelión"
     

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