Considerad los otros reinos. Los
árboles, por ejemplo, con sus títulos
de sonido meloso: roble, álamo, sauce.
O la nieve, para la que la gente del norte
tiene docenas de palabras que describen sus
diferentes llegadas. O las criaturas, con su
pelaje grueso, su mirada tímida y sin palabra. Su
sentido infalible de lo que sus vidas
están pensadas para ser. Así el mundo
crece denso, crece salaje, y tú también,
creces densa, dulcemente salvaje, tal y como tú
también naciste para ser.
De "El oso Truro y otras aventuras"
En "Devociones"
No hay comentarios:
Publicar un comentario