Duerme, mi niño, duérmete ya,
aquí contigo estaré.
Si no te duermes, una moneda
en tu mano dejaré.
Duerme, mi niño, no llores ya,
que la puerta abierta está.
Duerme, mi niño, duérmete ya,
o una bestia llegará.
CANCIÓN DE CUNA DEL EXTREMO ORIENTE RUSO
Moscú, 21 de junio de 1941.
Mi respiración es acalorada y febril como la de un perro enfermo. Quiero cerrar los ojos y sumergirme en la oscuridad. O abrir los ojos y mirarlo a la cara. No me permite hacer ni lo uno ni lo otro. Ni dormirme ni despertarme. Una luz tenue, pulsante, se filtra a través de mis párpados entreabiertos. Soy un perro moribundo a los pies de su amo. Soy un muñeco roto en manos de un niño sádico. Cierro los ojos, le dejo solo las estrechas rendijas en blanco, pero con eso ya tiene suficiente. Su voz monótona penetra a través de ellas en mi cerebro con la pulsación de la luz.
-En qué ciudad estamos, Maxim Cronin?
Mis labios están calientes y secos como un trozo de madera chamuscada; no me obedecen a mí sino a él. Respondo:
-En Moscú.
-En qué fecha estamos, Maxim Cronin?
-Veintiuno de junio del cuarenta y uno.
Principio de "El vado de los zorros"
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