Llevaba tres semanas observándolo. Cada mañana desde principios de mayo se había apostado en su ventana para mirarlo. Siempre lo espiaba temprano, poco antes del amanecer, y no creía que él la hubiera visto nunca. La primera mañana, Lily había abierto los ojos y había divisado una luz procedente de una ventana del hotel Stuart, al otro lado de la calle; al acercarse más, lo había visto a él dentro del cuadrado resplandeciente: un hombre guapísimo, de pie frente a un lienzo de gran tamaño, sin más ropa que unos pantalones cortos fe tanto calor que hacía.
Principio de "El hechizo de Lily Dahl"
No hay comentarios:
Publicar un comentario