26.11.25

Isabel de Naverán. Ritual de duelo

Son las doce de la mañana, la hora en la que paras todo para pensar en P. En mitad del pasillo, un gesto de recogimiento que replica El ángelus de Millet, para ir de fuera hacia dentro, y de dentro hacía lejos, donde está él, puede que haciendo eso mismo, pensaba yo al verte y al verle a él desde ti. Creo que así lo habíais acordado.


Principio de "El ritual de duelo"

25.11.25

María Mercedes Carranza. No ir al trabajo

Es un regreso a la infancia
con el gusto de lo prohibido
  pero no tanto,
con la inquietud de lo clandestino,
  pero no tanto.
Y con todo el tiempo por delante
  para no hacer,
  para nada.
Un día entero se despliega
con la magia de un mapa
  de mago
y muchas tentaciones vagas
se insinúan al azar, atropellan,
  se disuelven.
Pueden hacerse mil cosas
o solo existir en duermevela.
Es como irse del mundo porque sí
  porque no,
es un bajarse del amor si decir
  adiós.
Es la pausa que uno se regala
para creerse alguien o algo.
Todo termina en la tarde,
  a las 6 en punto,
y así lo anuncian las campanas
que llegan de San Diego.


De "Los placeres verdaderos
 (poemas inéditos)"
En "Poesía completa"
    

24.11.25

Harper Lee. El depósito del agua

Desde donde estaba sentado en el patio de la escuela, Abbie creyó ver el cielo y los campos tostados resplandecer justo donde se tocaban. Demasiado calor para batear la pelota. Gruñó y estiró las piernas bien tiesas sobre la hierba amarilla, preguntándose porque tenía los dedos gordos tan grandes, desproporcionados en comparación con el resto del pie. No era de esas crías que inspiran caricias, con las uñas mal cortadas en unas manos de dedos romos y nudillos ásperos y llenos de cicatrices, a juego con las rodillas. El pelo castaño le caía sobre la frente en un flequillo desgreñado, más largo de la cuenta, y sus enormes ojos estaban hundidos en las cuencas, con unos párpados tan caídos que parecían medio abiertos. Según decían, le daban un aire de perezosa.


Principio de "El depósito de agua"
En "La tierra del dulce porvenir"
    

23.11.25

Mariagiorgia Ulbar. La niña

La niña reconoce aquella nota
la ronca somnolencia de la voz
un fardo de tela que apoya
en la garganta entre las cuerdas, desarrollar
de un regalo la soledad grande.
   
*
   
Un regalo, la soledad grande sopla
en las mejillas como una caída
con todos los zapatos entre navajas
igual a como crece esa niña
igual a una flor entre las rocas.
   
*
   
Una flor entre las rocas se ve rara
un centelleo amarillo cuando baja
la nieve primera nieve, y silencio
silencio que no tiene el origen
la niña origen tampoco
por siempre antes y después, muy grande.
   
*
   
Antes y después muy grande y alrededor
y en el centro un centro que se mueve
un pedúnculo ondulado, hilo estrecho
que tiene y niega ingreso fácil
a las hordas del hielo y de la muerte.
   
*
   
A las hordas del hielo y de la muerte
opone aquella niña imprudencia 
de calor y de otra muerte más distinta
infinita más poquísima
nota ronca inocua en la roca, íntima.



En "Sombra escrita. Diecisiete poetas italianas (1970-1995)"
    

22.11.25

Concha de Marco. La Muerte en posición con La Emperatriz

No te vayas, le dijo,
con la mano extendida pidiendo una limosna.
No te vayas,
que me quedaré ciego,
me moriré en el acto en que pases la línea 
tan sutil como el hilo
      que tejió la araña.
Estoy dispuesto a amar lo que tú ames.
Si te vas, te llevarás contigo
el pequeño secreto
      con que cada minuto es soportado,
vagaré por indecisiones trascendentales,
y las cosas diarias
se dispondrán tan arbitrariamente como en sueños,
desordenadas y sin lógica.
      Tu tarea,
aunque no quieras tú, no ha terminado.


De "Tarot"
    

21.11.25

Mariana Enriquez. Mis muertos tristes

Ahora es tiempo de que ustedes vuelvan. Ya se fueron suficiente tiempo.
Lydia Davis,
Ni puedo ni quiero

Primero, creo, debo describir el barrio. Porque en el barrio está mi casa, y en la casa está mi madre. Una cosa no se entiende sin la otra. No se entiende por qué no me voy. Porque puedo irme. Puedo irme mañana. 


Principio de "Mis muertos tristes"
En "Un lugar soleado para gente sombría"
   

20.11.25

Karin Boye. 3

Si tomo tu mano demacrada
se marchitarán todos
los sueños de tierras soleadas.
Déjalos caer!
Flores blancas y rosadas,
frutos que cosechar,
todo es digno de nada
frente a tu carga.
  
Olas con espuma de sal,
doradas peñas
palidecen frente a tus tardes
grises y desnudas.
Si no puedo curar nunca
los golpes del destino
dame tu amargo día 
para compartirlo!
  
Dame tu parco otoño!
Puedo helarme.
Si hay un destello de consuelo,
brillará. 
Solo se te concederá 
una salpicadura de luz
aquí en esta casa vacía, 
si entrego mi vida.


De "Fogones"
En "Poesía"
    

19.11.25

F. Jarmouni. I

En noches de lirios que guardan su encanto, 
el viento murmura los que nunca te canto. 
Hay sílabas que rondan, ligeras, perdidas, 
dibujando en mí tu risa encendida.
   
En un rincón callado de lunas tardías,
se forma tu nombre en sombras frías.
Entre pétalos blancos y hojas sin dueño,
se pierde en el aire tu rastro, mi sueño.
Lidiar con el miedo, lidiar con lo incierto,
cómo se lidia con lo que está muerto?
  
Cada pétalo sabe lo que callan mis labios,
cada raíz se quiebra en destellos amargos.
Y así, entre lirios y recuerdos sutiles,
renace tu nombre en las noches febriles.
  
En el jardín, entre lirios dormidos,
se libra en silencio lo no compartido. 
Una lid, un nombre, un latido perdido.
  
Bajo cielos de lirios que abrazan la pena,
noche a noche resuena una guerra sincera.
Se deshojan recuerdos, pétalos que lidian,
con el peso callado de lo que fuimos un día.
   
Un lirio en la noche y un lirio en el día.


De "Elegía a noches y lirios"
    

18.11.25

May Sarton. Sobre la escritura

La escuela de Babilonia

"Esta es la escuela de Babilonia
y en sus manos aprendemos
a caminar por las fraguas
y a silbar mientras ardemos."
Thomas Blackburn


Tengo que advertiros, antes que nada, que no soy crítica, salvo de mi propia obra, pero tal vez no debería enarbolar ese hecho como disculpa, puesto que, sin duda, los grandes poetas críticos de nuestra época (Yeats, Valéry, Eliot) han empleado lo que, en ocasiones, se ha tomado como una desapasionada crítica de obras ajenas como un medio para orientarse y fundamentar su propio trabjo en una estética. Así, tal vez la crítica de un poeta sea siempre, en el fondo, autocrítica.
Me gustaría revisar y conformar, una vez más, algunas tentativas de respuesta a cuestiones que me he planteado durante muchos años; cuestiones sobre la tensión y el equilibrio en el seno de la escritura poética, así como en la vida de la poema.


Principio de "Sobre la escritura"
    

17.11.25

Ali Smith. Gliff

Nuestra madre bajó a la dársena para despedirse. Al principio no la reconocí. Creí que era una mujer cualquiera que trabajaba en el hotel. Tenía el pelo apartado de la cara y sujeta en una cola de caballo y, como llevaba ropa que no le pegaba nada y que tampoco acababa de encajarlo, tardé un momento en comprender que era el uniforme de trabajo de su hermana, el que tienen que llevar las mujeres y las chicas: camisa blanca y una especie de delantal-falda larga de color negro. Los hombres y los chicos que trabajaban aquí iban más informales. Su uniforme consistía en unos vaqueros de diseño y una camiseta blanca de tela mucho mejor que la de las camisetas normales. A las mujeres y a las chicas no les permitían maquillarse ni llevar pendientes ni collares. Nuestra madre parecía más pequeña y deslucida, relimpia y monjil, como las empleadas domésticas de países humildes en los telefilmes. 


Principio de "Gliff"