-Opino que los máximos culpables son los espectadores -respondió.
-No está siendo un poco injusta? -preguntó el hombre-. La gente vuelve de una dura jornada de trabajo, cansada, de mal humor, vacía.
-Hay otras cadenas -dijo Pannonique.
-Sabe muy bien que los programas de televisión son a menudo el único tema de conversación de la gente. Ésa es la razón por la cual todo el mundo ve lo mismo: para no quedar marginado y tener algo que compartir.
-Pues que todos vean otra cosa -dijo la joven.
-Eso es lo que debería ocurrir, claro.
-Lo dice usted como si se tratara de un ideal utópico -retomó Pannonique-. Sólo se trata de cambiar de cadena, no es difícil.
-No estoy de acuerdo -dijo MDA 802-. El público se equivoca, es cierto. Pero de ahí a decir que es el culpable! Su nulidad es pasiva. Los organizadores y los políticos son mil veces más criminales.
-Su perversidad está tolerada y creada por los espectadores -dijo Pannonique-. Los políticos son una emanación del público. En cuanto los organizadores, son tiburones que se limitan a acudir allí donde se manifiestan los fallos del sistema, o sea donde existe un mercado susceptible de proporcionarles beneficios. Los espectadores son culpables de formar un mercado que se los proporciona.
-No cree que son los organizadores quienes crean el mercado, como un publicitario crea una nueva necesidad?
-No. La responsabilidad final recae en quien acepta ver un espectáculo tan sencillo de rechazar.
De "Ácido sulfúrico"
No hay comentarios:
Publicar un comentario