Pero cuánto había leído! Había leído en habitaciones de hotel, despatarrada en la cama -drogada, borracha-, mientras al otro lado de la ventana oscura llovía sobre calles extranjeras. Había leído en autobuses y trenes y salas de espera de doctores y modistas, esperando a Bonnie. Había leído sentada a la mesa, frente a su marido, y en la cama, a su lado. (Estaba leyendo un libro en un café, sola, cuando se le acercó por primera vez. A él nunca se le olvidaría.) Se había pasado toda su juventud leyendo, y ni siquiera el amor había sustituido a la lectura; solo en ocasiones puntuales.
De "Agua verde, cielo verde"
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