"No hay modo de controlar el recuerdo. Muy pronto caemos en vacilaciones y dudas al querer evocar hechos, considerados tan importantes en su día que pensábamos no los olvidaríamos jamás. O nos sentimos incapaces de reconstruir el rostro de alguien que, lo habríamos jurado, se nos grabó en la memoria para siempre. Por otra parte, recuerdos triviales e insignificantes pueden acompañarnos, indelebles, toda la vida."
De "No tirar sobre pájaros parados",
uno de los relatos del libro
"Que usted la duerma bien, señora"
uno de los relatos del libro
"Que usted la duerma bien, señora"
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