14.11.17

Jeanette Winterson. Fruta Prohibida

Como la mayoría de las personas, viví mucho tiempo con mi madre y con mi padre. A mi padre le gustaba ver los combates de lucha libre y a mi madre discutir de lo que fuera. Mi madre ocupaba el rincón de los inocentes y eso era lo único que contaba.
Tendía a secar las sábanas más grandes los días más ventosos. Quería que los mormones llamaran a la puerta. en una ciudad proletaria colgó de la ventana una foto del candidato conservador en plena campaña electoral.
En su vida oyó hablar de sentimientos contradictorios. Existían los amigos y los enemigos.

Los enemigos eran: El demonio (en todas sus manifestaciones)
                   Los-de-al-lado
                   El sexo (en todas sus manifestaciones)
                   Las babosas
Los amigos eran:   Dios
                   Nuestra perra
                   Tía Madge
                   Las novelas de Charlotte Brontë
                   Las pastillas contra las babosas

y yo, al menos al principio. Me habían criado para sumarme a ella en el concurso de tópicos con el Resto del Mundo. Tenía una actitud misteriosa hacia la procreación; no se trataba de que no pudiera sino, más bien, de que no quería. La amargó mucho que la virgen María se le anticipara. Por eso decidió que su mejor opción era adoptar una expósita: yo.


Principio de "Fruta prohibida"
    

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