28.9.12

Marguerite Yourcenar. Algo inmediato e irreparable

   Se acercó a la puerta sin ruido, parandose repetidas veces, y acabó por apoyarse en ella. Sintió que Ana se apoyaba también; el temblor de sus dos cuerpos se comunicaba a la madera. Estaba oscuro por completo: cada uno de ellos escuchaba en la sombra el jadeo de un deseo igual al suyo. Ella no osaba suplicarle que abriese. Para atreverse a abrir, él esperaba sus palabras. El sentimiento de algo inmediato e irreparable le helaba la sangre; deseaba que ella no hubiera venido nunca y, al mismo tiempo, que estuviera ya dentro de la habitación.

De "Ana, soror"
incluido en el libro "Como el agua que fluye"
    

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