18.11.12

María van Rysselberghe. Me abandono...

   Me abandono al gran corazón que se me ofrece. Ay, asfixiante y discreto ardor que todo lo teme! Sus dedos delicados dibujan los contornos de mi rostro: se dulcifican a la altura de los ojos y tímidamente rozan mis labios; tengo la sensación de que me reconstruyen.
De "Hace cuarenta años"

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