La luna brillaba, al igual que la pequeña estrella que la acompañaba fielmente, y Nicole se repitió los hermosos versos de Aucassin y Nicolette: "Estrellita, yo te veo a ti / que la luna atrae a sí". Esta es la ventaja de la literatura, se dijo a sí misma: las palabras, se las lleva uno consigo.
De "Malentendido en Moscú"
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