La vieja Magoun siguió viviendo como lo había hecho antes. Se mantenía a sí misma gracias a los productos de su pequeña granja; era muy trabajadora, pero la gente decía que andaba un poquito transtornada ya que, cada vez que pasaba por el puente de troncos con huevos o verduras de su jardín para venderlos en Greenham, llevaba consigo, como quien lleva a un niño, la vieja muñeca de trapo de lily.
De "La vieja Magoun"
uno de los relatos de "Fin de siècle:
relatos de mujeres en lengua inglesa"
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