En fin, qué puede haber más absurdo que una coronación? Presupone una veneración por los reyes, cosa que ninguna persona razonable puede sentir, según ese orden primitivo que nos remite a las obras históricas de Shakespeare, con su fausto espléndido y falaz, seductor como un juego de fantasía infantil
De "Pasajera a Teherán"
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