14.9.14

Constance Fenimore Woolson. La calle del Jacinto

Era una calle de Roma: estrecha, sinuosa y no excesivamente limpia. Dos vehículos que se encontraran de frente sólo habrían podido pasar rozándose a cada lado con las puertas y ventanas, tras los habituales chasquido de látigo y gritos vehementes que los dos o tres primeros días permitían al recién llegado hacerse la ilusión de que circulaba a peligrosa velocidad por la ciudad santa. Pero no era frecuente que se cruzaran dos vehículos en la calle del Jacinto. 


Principio de "La calle del Jacinto" 
En "Cuando se abrió la puerta"

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