23.9.14

George Egerton. Tierra virgen


El novio espera en el vestíbulo; con un poco de impaciencia repasa el dibujo del linóleo valiéndose de la punta del paraguas. Se contiene y ríe, dejando ver la dentadura fuerte y blanca a un comentario de su padrino de boda; a continuación compara la hora de su reloj de bolsillo con la que marca el reloj de la escalera. Es de tez rojiza y ojos brillantes, labios carnosos, con tendencia a la corpulencia, pero en forma; el pelo es crespo, rizado, algo canoso; las orejas peculiares, de puntas aguzadas, como las de un fauno. Se le ve muy grande y bien vestido y, cuando sonríe, no poco afable.
En el piso de arriba una muchacha, los soles de diecisiete veranos en la cabeza castaña, está tumbada con el rostro escondido el hombro de su madre; llora con ruidosos sollozos infantiles; no le preocupa que se le enrojezcan los ojos, ni las lágrimas que le han salpicado la seda gris del vestido con el que emprenderá la luna de miel.


Principio de "Tierra virgen"
En "Cuando se abrió la puerta"

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