15.10.14

Victoria Ocampo. Guerra y Paz y Doctor Jivago

Alguna vez conté como había bajado, en Nueva York, de un barco que llegaba de Londres, para correr derechito a Bretano. A bordo, había comenzado la lectura de La guerra y la paz, en un volumen que pertenecía a la biblioteca del Queen Mary y que tuve que devolver. No podía soltar el libro. Era más real que la estatua de la Libertad y la Quinta Avenida. Su atmósfera me envolvía y me encerré con la novela en mi cuarto del hotel. Con El doctor Jivago he vuelto a ese clima. Me he encontrado de nuevo con amigos y enemigos rusos que dejé al cerrar Anna Karenina o El idiota. Ellos han seguido su camino, como yo el mío, parecería. Y ahora se me aparecen, cambiados e idénticos, como suelen ser los hijos de padres que conocimos.


De "Pasternak"
En "Testimonios. Sexta serie: 1967-1962"

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