26.2.16

Clara Janés. La voz de las mujeres acalladas


Muchas son todavía las voces acalladas, voces de mujer, voces vinculadas a la tierra y a su riqueza y, por tanto, a la posibilidad de dar fruto. Duermen esas voces o como la tierra en invierno esperan el despertar primaveral? O sencillamente alcanzar el estado de plena fecundidad? Imagino lugares donde no ha llegado la escritura, las tribus africanas o la selva amazónica... Acaso allí se oyen esas voces fundamentalmente en el grito, el canto de una nana o el desgarrarse ante el dolor, la enfermedad y la muerte, pero también en la oración, la maldición y el hechizo. No están dormidas esas voces, no, pero aún necesitan absorber materiales nutrientes para llegar a su eclosión. Hay, sin embargo, otros lugares donde permanecen silenciosas pero conviven con la posibilidad del fruto pues todo el espectro de la riqueza de su suelo está latente y en sazón. Son lugares donde la sociedad no ensombrece del todo a las mujeres, pero las mantiene apartadas, ocultas o, por lo menos, diferenciadas de sus compañeros masculinos. Y allí, mientras la mayoría de ellas parecen dormidas en el mutismo, algunas se atreven a despertar, cosa que sucede incluso en países donde directamente se les niega toda posibilidad de manifestarse.



[Conferencia pronunciada en Gran Canaria el día 1 de julio de 2006, con motivo del primer congreso del Pen Club español]


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