Hay libros, libros hermosos y verdaderos, que nos dan una impresión de relectura, aunque estemos recorriendolos por primera vez. Los pensamientos, los sentimientos, la expresión misma de los pensamientos y sentimientos que en esos libros nos salen al paso, estaban en nosotros latentes. Poseiamos, sin tener conciencia de ello, los tesoros ocultos entre sus páginas, y no tenemos que hacer esfuerzo alguno para convertirlos en posesión nuestra. El libro no hizo más que despertarnos a esa posesión, hacernos conscientes de ella.
De "Al margen de Ruskin. Algunas reflexiones sobre la lectura"
En "Testimonios
Primera serie: 1920-1934"
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