22.5.16

Sylvia Plath. Sobre el bendito diario de Virginia Woolf

Empezaba a asustarme la posibilidad de convertirme sin trauma en una persona práctica y prosaica: en lugar de estudiar a Locke, por ejemplo, o de escribir, voy y preparo una tarta de manzana, o estudio La alegría de cocinar, leyéndolo como si fuera una novela interesantísima. Caramba me dije. Si recurres a la vida casera para escapar, te ahogarás cayendo de cabeza en un cuenco de pasta para hacer galletas. Y precisamente ahora tomo el bendito diario de Virginia Woolf que Ted y yo compramos el sábado, junto con un montón de novelas suyas. Y Woolf limpiaba la cocina para combatir la depresión producida porque Harper's no le había aceptado unos trabajos.


De los Diarios

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