A veces cuando ella estaba cerca le costaba respirar y no estaba seguro de poder vivir sin ella. No era solo hacer el amor, entrar en lo que él llamaba el reino entre sus piernas. Cuando se acostaban y ella le ponía el brazo, ligero como el de una niña, encima del pecho, desaparecían las pesadillas y podía dormir.
De "Volver"
No hay comentarios:
Publicar un comentario