6.4.17

Erica Jong. No más miedo

Me encantaba el poder que tenía sobre los hombres. Cuando iba por la calle, mi culo en forma de mandolina oscilaba y se balanceaba y ellos volvían la cabeza para mirarlo. Es extraño que no entendiera del todo ese poder hasta que lo perdí o se lo transferí a mi hija; todas las miradas masculinas sobre su núbil cuerpo de veinteañera, como una gran promesa de bebés. Echaba de menos ese poder. Me parecía que las cosas que habían venido a sustituirlo -el matrimonio, la maternidad, la sabiduría de la mujer mayor (puf, detesto esa frase)- no valían la pena. Ah, la pena! La pena es lo que permanece, lo que no deja de arder. Meras palabras que no significan nada.


Principio de "No más miedo"
    

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