3.5.17

Rosamond Lehmann. A la intemperie

Se dio la vuelta en la cama, tomando conciencia de la orden: despiértate. Sal, sal del elemento que te mantiene sumergida... Pero aún es de noche... Entreabrió un ojo. Todo estaba a oscuras; un destello parduzco se filtraba por la grieta de las cortinas. La niebla le escoció ligeramente en la nariz y los párpados. Conque era eso: otra vez niebla. Puede que ya se haya hecho de día. Pero no me han llamado todavía. Qué me ha despertado? Escucha... Sí: está sonando el teléfono, abajo, en la salita de Etty. A saber cuanto llevará sonando, pero nadie va a atenderlo.


Principio de "A la intemperie"
    

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