18.9.17

Carmen Kurtz. Empezó a latirle el corazón desordenadamente...

Empezó a latirle el corazón desordenadamente. Así fue siempre en las grandes ocasiones. Podía ver los latidos de su corazón y más aún sentirlos. Era igual que si de pronto hubiera crecido, ocupado más lugar dentro del pecho y se lanzara con doloroso ímpetu. Lo notaba en el cuello, en las sienes, en los pulsos.


De "El desconocido"
    

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