11.7.18

Edith Pearlman. El abrigo

- A mí me pareces guapa de cualquier manera -dijo Roland cuando Sonya, nerviosa, volvió a casa de la peluquería. El efecto de aquella declaración fue mayor si cabe por la inexpresividad con que la pronunció-. Te querré hasta el día de mi muerte -añadió Roland, también sin emoción; y Sonya supo que también eso era verdad. Que ese día tarde mucho en llegar, se dijo, y volvió a oler el ácido carbólico del hospital.


De "El abrigo"
En el libro "Visión Binocular"
     

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