19.8.23

Anne Boyer. No

La historia está llena de gente que simplemente no lo hizo. Dijeron no, gracias, se voltearon, escaparon al desierto, vivieron en barriles, quemaron sus propias casas, mataron a sus violadores, apartaron la cena, meditaron hasta alcanzar la luz. Incluso los bebés se niegan, y también los ancianos. Los animales se niegan: en el zoológico miran a través del plexiglás y arrojan heces a los rostros humanos. Las clases se niegan. Los pobres arrojan sus vidas a las barricadas y los trabajadores ralentizan la línea. Los pueblos esclavizados siempre se han negado, envenenando los banquetes y abortando los embriones, y los diligentes, ostentosos peatones que cruzan en rojo se reafirman contra el tráfico, como la primera y principal lección visible, diaria, en el simplemente no.


De "No"
uno de los ensayos de "Manual para destinos defraudados"
    

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