Tapan la vista fumaradas de vapor de la locomotora que ahora se desplazan por el anden. Hay que mirar por debajo de ellas para verlo todo, hay que dejarse cegar durante un instante por la niebla gris hasta que la vista, tras superar esa prueba, se vuelva aguda, penetrante y omnividente.
Principio de "Tierra de empusas"
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