Ha conservado la costumbre de soñar largamente con los ojos mirando hacia la aventura. Pero, decepcionada, humillada, pensativa, empieza a adivinar que la aventura es el amor, que no existe otra. Pero, ¿qué amor? "¡Oh!- suplica Minne en su interior-, un amor cualquiera, un amor como el de todo el mundo, pero que sea verdadero, y con él sabré edificar uno digno sólo de mí."
Fragmento de "La ingenua libertina"
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