24.9.10

Emily Brontë. Qué hermosa brilla

¡Qué hermosa brilla!
¡Qué tranquila estoy bajo su plateada luz!
Mientras el cielo y la tierra me susurran:
"Sueña esta noche, despierta mañana"

Si, ven fantasía, mi hada querida,
besa suave estas sienes palpitantes,
acércate a mi lecho solitario
y tráeme reposo, y hazme feliz.

El mundo se aparta. Oscuro mundo adiós.
Feo mundo, escóndete hasta que venga el día:
El corazón que no puedes dominar
se te resistirá aun si te demoras.

No quiero, no quiero compartir tu amor,
tu odio una sonrisa sólo despierta,
tus dolores hieren, tus maldades dañan,
pero no pueden tus mentiras seducir.

Mientras contemplo sobre mí las estrellas brillantes
en este mar sin tormentas,
quiero creer que todo el infortunio
que la creación conoce está en ti.

Éste será mi sueño de esta noche:
pensaré que el cielo de gloriosas esferas
va rodando en el curso de luz,
en felicidad eterna, en años sin fin.

Pensaré que no hay otro mundo más allá,
hasta donde estos esforzados ojos míos puedan ver,
donde la razón se ría del amor,
o la virtud se doblegue a la maldad.

Donde luchando bajo los golpes de la fortuna
al lacerado infeliz se le pida una sonrisa,
para igualar su paciencia con el odio del hado,
aunque sea siempre rebelde su corazón.

Donde el placer aun lleve hacia el mal,
y la indefensa razón adnierta en vano,
la verdad sea débil, la traición poderosa,
y el gozo el camino más corto para el dolor;

y la paz este letargo de aflicción,
la esperanza del alma un fantasma,
la vida un trabajo vano y breve,
y la muerte el déspota total.

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