"De hecho, en el momento en que se espera un desastre inminente y desconocido, la mente se prepara de un modo instintivo abandonando por unos instantes la facultad de sorpresa. En ese momento, la sensibilidad parece agudizarse y entrever, como en un calidoscopio, todas las consecuencias del desastre; y, cuando éste se produce, creemos que, de algún modo sobrenatural, ya lo habíamos previsto."
De "Reflejos en un ojo dorado"
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