Un deseo divino me devora;
pretendo hablar, pero se rompe y llora
esto que llevo adentro y no se calma.
Pretendo hablar, pero se rompe y llora
lo que muere al nacer dentro del alma.
¿Cómo decir el mal que me devora,
el mal que me devora y no se calma?
Y así pasan los días por el alma,
y así en su daño obsesionada, llora:
¿Cómo decir el mal que me devora.
el mal que me devora y no se calma?
Del poemario "Languidez"
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