5.6.11

Elizabeth B. Browning. XXI

Dilo una vez, y otra, di que me amas.
Aunque esa palabra repetida pudiera parecer,
como tú dices, el canto del cuco. Recuerda
que jamás en la colina, ni en el llano,
valle o bosque, llegó la fresca primavera
en todo su verdor sin las notas del cuco.
Amado, yo, en mis tinieblas, donde voces
extrañas me hieren y atormentan, grito:
"repite una vez más que me amas".
¿Quién teme tantos astros girando por el cielo,
tantas y tantas flores adornando los años?
Di que me amas, me amas, me amas...
Repite, amor mío, este clamor de plata!
Y recuerda, en silencio, amarme con el alma.

De "Sonetos de la portuguesa"
 

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