"Pero aún así tenemos nuestras responsabilidades como lectores e incluso nuestra importancia. Los parámetros que establecemos y los juicios que expresamos se escabullen sigilosamente por el aire y pasan a formar parte de la atmósfera que respiran los escritores cuando trabajan. Se crea un influjo que les afecta aunque no encuentre nunca el camino de la imprenta. y ese influjo, si estuviera bien instruido, fuera enérgico e individual y sincero, podría ser de gran valor...
Fragmento de "El lector común"
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