Pero él nos creó, señorita. no?
Así es. Pero también creó las colas de los pavos reales. Eso debió de ser más difícil.
Nosotros cantamos y hablamos, señorita. Los pavos reales, no.
Tenemos que hacerlo. Los pavos reales no. ¿Qué más tenemos?
Pensamientos. Manos para hacer cosas.
Sí, muy bien. Pero eso es asunto nuestro, no de dios. Él está haciendo alguna otra cosa en el mundo. No nos tiene en cuenta.
¿Qué hace entonces, si no nos vigila?
Solo él lo sabe.
Y las dos prorrumpieron en risitas como unas chiquillas escondidas detrás del establo que disfrutan con el peligro de su charla
Fragmento de "Una bendición"
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