"En un principio se había propuesto casarse con él y luego hacerlo internar en el centro estatal para enfermos mentales, pero poco a poco fue cambiando de idea, y decidió que después de casarse con él se lo quedaría. Observar su cara se había convertido en un hábito; quería penetrar la tiniebla que había detrás y comprobar por sí misma lo que allí había. Tuvo la sensación de que había esperado bastante y que debía pescarlo enseguida, mientras estuviera débil, o dejarlo estar."
Fragmento de "Sangre sabia"
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