"Había un organillo tocando en la esquina de Torrington Square. Tocaba Destiny y La paloma y Le rêve passe, todas canciones que me gustaban, y el viento era cálido y amable en lugar de rencoroso, lo cual no es frecuente en Londres. Metí en la maleta el vestido a listas que Estelle me había ayudado a elegir, y el blanco y barato que me sentaba bien, y mi mejor ropa interior, y mientras me sentía feliz. Toda una novedad, pues ése no había sido uno de mis veranos de suerte."
Fragmento de "Hasta septiembre, Petronella"
uno de los relatos de "Los tigres son más hermosos"
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