Dos personas hablan ásperamente en un cuarto.
Una se pone de pie y sale a caminar.
(Es el hombre).
La otra va al cuarto contiguo
y al lavar los platos, quiebra uno.
(Es la mujer).
Afuera oscurece.
Los niños se pelean en el desván.
A ella se le ha secado el corazón.
El hombre regresa a una casa obscura.
La única luz viene del desván.
Él ha olvidado su llave.
Toca en su propia puerta
y oye sollozos en las escaleras.
Las luces de la casa se encienden.
La puerta se cierra detrás de él.
Afuera, lejanas como almas,
también se encienden las estrellas.
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