18.3.12

Teresa Wilms. XXXVI

Cautelosamente,  con  pasos  herméticos,  bajó  al subte-
rráneo.
Allí plegó sus velos de  bailarina india, allí  hundió su
cabeza  en los  brazos,  largamente extendida en las  lo-
sas su perfumada cabellera y soño.
Las  estrellas  lloran  porque no pueden  bajar a la cue-
va, las estrellas creen que su reina sufre e inquietas se
guiñan el ojo.


De "Anuarí"

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