y libros amarillos, (catedrales
y mínimas cabañas). Los amaba
desde que supo leer letras y signos
alrededor de corazón y mente,
y ya se supo víctima propicia
para su encantamineto y clausura.
Se morirá entre ellos, compañeros,
refugio, límite, esperanza, brazos
de lo invisible que se acerca y dice
que ante la soledad está el remedio
de rehuirla, con ellos, que amontonan
su compañía, su invasión. La muerte
tendrá páginas, letras que ellos mismos
le cederán sin duda: amor callado,
amor correspondido, amor de siempre.
Libros que quedarán en desamparo,
sin ojos que traduzcan del silencio
sus corazones, cuando se les vaya
y no les pueda acarrear consigo.
De "Día del espectador"
No hay comentarios:
Publicar un comentario