Debemos compadecer a Corinne, que no ignoraba cuán inconsiderado era su proceder; con más dureza que nadie se juzgaba a sí misma; pero quién se atreve a tratar con rigor a la infeliz que no excusa su falla, que no espera dicha alguna, sino que huye de una a otra desgracia, cual si por todas partes la persiguiese el genio del mal?
De "Corinne o de Italia"
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