Hay libros que sosiegan, que conmueven, porque son como la certidumbre, la prueba de que en este mundo, donde aparentemente reina la injusticia, hay seres que hacen justicia. Poco importa que aquellos seres hayan muerto o que sus existencias se deslicen lejos de la nuestra. Nos sentimos mudos a ellos indisolublemente. Y al acercarnos a ellos, en el silencio y la soledad, nuestra alma se hace sonora y nuestro aislamiento cesa.
De "Testimonios
Primera serie: 1920-1934"
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