18.8.13

Anita Loos. Biografía de un libro

   "Una vez, hace bastantes años, me encontré a bordo de un tren de lujo, el Santa Fe Chief, en viaje desde Nueva York a Los Ángeles. Éramos un grupo de cineastas que regresábamos a nuestros estudios, después de una feliz estancia en Nueva York, ya que nosotros pertenecíamos al reducido y selecto grupo, en el mundo del cine, que nunca se encontró a gusto en Hollywood. De este grupo formaban parte Douglas Fairbanks padre, que entonces comenzaba su carrera en el cine pero que ya era un ídolo nacional, mi marido, John Emerson, que dirigía los guiones que yo escribía para Doug, y otras personas, tales como nuestro jefe de publicidad, un director ayudante, el ayuda de cámara de Doug, y el entrenador de Doug. En aquellos alegres tiempos del cine mudo, viajábamos en grupo, en grandes y animados grupos.
   Con nosotros iba también una rubia que importábamos a Hollywood para que fuese la pareja de Doug, en su próxima cinta. Ahora bien, esta chica, pese a que casi doblaba mi estatura (en aquel entonces, yo pesaba menos de cuarenta y cinco quilos) y a que era de tipo robusto, recibía todo género de atenciones, cuidados y mimos del elemento masculino del grupo. Si se le caía de las manos la novela que estaba leyendo, varios hombres se abalanzaban a cogerla del suelo y dársela, en tanto que yo tenía que manejar pesadas maletas, poniéndolas y sacándolas del portaequipajes, mientras los hombres seguían sentados, sin darse cuenta de mis apuros.
   Evidentemente, entre aquella chica y yo se daba una radical diferencia. Pero ¿en qué consistía? Las dos nos encontrábamos en los más bellos años de la primera juventud, nuestro atractivo era aproximadamente igual, y, en lo referente a agudeza mental, no cabía la menor discusión, puesto que yo era la más lista de las dos. Entonces, ¿por qué razón aquella muchacha me superaba de tal manera en cuanto a éxito femenino? ¿Acaso su fuerza se hallaba, como en el caso de Sansón, en el cabello? Ella era rubia natural, y yo morena.
   Teniendo en cuenta el éxito que un par de años después alcanzaría "Los caballeros las prefieren rubias", parece que, aquel día, descubrí un importante hecho científico, en el que, hasta entonces, nadie se había fijado."

Del prólogo a "Los caballeros las prefieren rubias"
 

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