En aquellos días era difícil conseguir en Nairobi un libro que se pudiera leer. Algunas veces me decía mi librero que acababa de recibir de Inglaterra una hermosa remesa de libros, y al visitarlo me ponía delante tal montón de mamotretos, que lamentaba que hubieran empleado barcos buenos y marineros para traerlos. De todos modos hubo un par de ocasiones en que escogí un libro de un autor desconocido, para escribir al día siguiente a los míos diciéndoles que tomaran nota del nombre del autor. El primero fue Los escándalos de Crome, de Aldous Huxley; el segundo, Fiesta, de Ernest Hemingway.
De "Sombras en la hierba"
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